31/3/12
14/3/12
TUCA
Entró volando por la ventana un
dulzón olor a porro.
Como un censor infalible mis cableritos
mas agudos se prendieron a esa nube traslucida y como si fuera perdiendo
volumen y me fuera transformando en una rastro liviano, me dejé llevar y salí
volando.
La nube tomó rumbos desconocidos,
se daba el lujo de viajar sin brújula y ese no era un tema de preocupación, ni
siquiera era tenido en cuenta.
Entonces creí, entre oleadas de
bruma, que estaba segura, que aunque
perdida, podría llegar a buen puerto. El comandante era un navegante seguro.
Perdí el reloj, se desprendieron
las agujas y los mismísimos minutos saltaron a lo lejos. Me pareció verlos caer
sobre un techo, cerca de donde había un búho que escudriñó perplejo el sonido
del segundero. Me alegré al ver que el animal se fuera, así sin más, dejando el
tiempo de lado.
Se me cayeron los zapatos, los
dos juntos, ya no quedaba nada de mis pies, parecía que ya no los necesitaba.
¿Para qué? , me pregunté, si así de repente me habían crecido alas.
Podía ver todo desde arriba,
tener una mirada entera de la espesura de la selva y del fin del río a orillas
del cemento. Todo parecía quieto salvo un sin fin de gusano de luz, apurados,
agolpándose para salir e irse…tal vez al cielo.
¿Por qué sonaban allá abajo las sirenas?.
Alguien desde algún lugar lejano nos
gritó que nos fuéramos, entonces subimos más, y en las alturas perdí la cinta roja que anudaba
mi pelo. Cayó ondulante en medio de la oscuridad.
Y después perdí las lágrimas,
pero también los suspiros, y me fui poniendo dura y hasta la risa se me hizo añicos.
Y como si viajara con un desconocido,
me apareció el miedo y hasta sentí frío.
La luna parecía tan helada desde tan
cerca…
Y comencé a desear el regreso, y
lo hice a solas. Ahora me molestaba el
pelo en la cara y el paso ciego del tiempo.
Y el cielo era tan infinito que parecía que me desarmaba convirtiéndome
en un montón de estrellas sueltas en el espacio, como si mi piel se hubiera
abierto para que me deshaga.
Pero yo nunca había querido
romperme y entonces en ese momento volví a escuchar las sirenas y esperé a que
me salvaran.
Cerré el cuaderno y lo guardé en
el cajón de la mesa. Con nostalgia me quedé mirando la luna por la ventana.
11/3/12
La Vuelta al Mundo
"...Mientras Más Pasan Los Años Me Contradigo Cuando Pienso El Tiempo No Me Mueve Yo Me Muevo Con El Tiempo...
...No Tengo Todo Calculado Ni Mi Vida Resuelta Solo Tengo Una Sonrisa Y Espero Una De Vuelta..."
9/3/12
Cosa de MAGOS
Hoy la protagonista de esta entrada es la imagen de la cabecera del blog.
Es una foto que quiero mucho. Es de este verano en vacaciones. Los pies descalzos es un motivo que se repite en mí, lo saben quienes me conocen y siguen el blog desde hace ya más de tres años. Me gustó tanto la foto en conjunción con ese color del mar que quise compartirla y la subí a Facebook considerando que me representa por sobre todas las cosas.
Poco después la recibo así, artísticamente producida, re-inventada por un amigo que logró hacer una síntesis perfecta de lo que conservo esencialmente en mi espíritu y sigo sintiendo por más que pase el tiempo.
El tomó el primer texto que escribí al abrir el blog y lo dibujó como olas. Se tomó el tiempo para pensar y sentir esto que para mí es el mejor regalo que podía hacerme.
Es posible que el no entienda la magnitud de su regalo por estos días míos donde ando recordando que las cosas suceden por algo y está en nosotros estar atentos para entenderlas y atenderlas.
Generó una entrada más, luz, una sonrisa que se me colgó en el corazón y una nube de abrazos que tengo para darle cuando volvamos a sentarnos en algún bar, en alguna noche, en alguna esquina que nos encuentre como cada vez.
Muchas gracias Daniel Os.
2/3/12
SAPOS Y LUNAS
Espacio natural, playa, palmeras, mar. Dos pequeños ranchos separados entre sí por unos cien metros.
Cielo muy celeste y el sol en el cenit de la escena.
1er día.
"A" abre la puerta de su rancho.
"B" escucha a lo lejos el chillido de una puerta y se asoma. No ve nada.
"A" mira, respira el aire en el exterior, ve el rancho vecino a lo lejos. Se sorprende. Le gusta, pero momentos después ya no ve nada y vuelve a encerrarse.
Luna Negra.
2do día, por la mañana.
"A" vuelve a abrir la puerta, mira, respira profundo y siente una voz que le sale de adentro. Grita.
"B" escucha, se asoma y ve.
El día se va haciendo noche, "A" y "B" permanecen sentados en la puerta de cada rancho, tomando distintos tintes según les pega el sol.
Luna Nueva.
Se observan de lejos. Les agrada lo que ven. Siempre en silencio pero sin perderse de vista.
3er día.
"A" y "B" mantienen una charla amistosa. Cada uno se acerca un paso hacia el otro. Se sienten cómodos.
Luna Cuarto Creciente.
Media naranja.
4to, 5yo, 6to día
Un paso mas cerca cada día.
Risas, halagos mutuos.
Ganas. Cosquilleos, mariposas, bichitos de luz y hasta sapos con coronas.
7mo día.
Dan todos los pasos necesarios para el abrazo en la mitad del camino.
Se abrazan, se tocan, se miran, saben que se conocen. Se vuelven a abrazar.
Luna Llena. Plenilunio.
Se miran, se ven.
Se quedan dormidos enredados, brazos y piernas.
8vo día.
Cielo muy celeste y el sol en el cenit de la escena.
Solo se ven los dos ranchos cerrados. "A" está arreglando sus ropas frente a un espejo. "B" está haciendo mismo en su rancho.
Luna Cuarto Menguante.
Se miran cada uno desde su ventana hasta dejarse uno a otro sin ropas.
Descubren las cosas propias y ajenas que no les gustan.
Y el sapo es sapo.
9no día.
El sol lastima a la vista.
Se encuentran frente a frente en el centro del camino, se miran, se reconocen en el otro, todo queda expuesto, sienten miedo y ambos corren cada uno hacia su rancho. Cierran la puerta, la ventana. Silencio.
Luna Negra.
Desconfianza, soledad.
El décimo día amanece entre nubarrones.
La foto es de Ricardo Fasseri
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