18/5/12
"Puta" para Jean Baudrillard.
Texto abrelatas.
"Llamo puta a la mujer capaz de desaparecer totalmente por pura perversidad, sin necesidad amorosa, por pura tentación de escurrirse entre nuestros dedos. Es este poder de absorsión histérica en la ausencia, mucho más que la prostitución física o mental, lo que hace que las mujeres sean unas putas. Y reconozco y admiro esta facultad de huir que sólo se concede a los seres que no conocen el obstáculo de los juicios de valor.
Lo masculino, en cambio, está debilitado por los mecanismos de representación. No tiene la facultad de retractarse de forma tan repentina y absoluta, necesita descolgarse de su imagen. Mientras que la mujer, por puro reflejo o estratagema, puede convertirse en ausencia y sorprender con ello al hombre tan cruelmente como puede encantarlo con su presencia." (Jean Baudrillard, Cool Memories, p. 30.)
Blogs que inspiran Delivery Post Crucifixión
14/5/12
DARSE
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Las paredes temblaron, sudaron y las
ventanas se abrieron de repente como dos inmensos ojos sorprendidos. El viento
salió jadeando y el piso comenzó a moverse debajo de sus pies y entre sus nalgas. Se
mecía despacio hasta que un torrente rojo empezó a agitarla.
Las imágenes y los
sonidos se fueron alejando hasta desaparecer.
Su voz se hizo grave y se coló por cuatro pisos a la redonda. Más
ventanas se abrieron en los alrededores. Algunos se tranquilizaron pensando en que sería una gata aullando en
algún tejado. Otros tronaron ante la inspiración divina y más de uno se quedó
esperando ser atrapado por la tormenta.
Y por fin estalló.
Como un relámpago su mano se
hundió en su carne y rompió las
escarchas que se convirtieron en agua entre sus piernas.
Se fue destiñendo de a poco, casi en el mismo momento se le cayeron los brazos a los lados
del cuerpo y se le aflojaron las piernas. Se mordió los labios y se
quedó en silencio, ajena al sin fin de personas que la rodeaban e intento calmarse en un suspiro largo y profundo.
-Corten!- indicó el director- No me
gusta, no es creíble, a esta escena le falta un hombre...por ahí...que...
-¿A usted realmente
le parece?- preguntó el asistente.
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8/5/12
EL OLOR
(Remixado)--
Supongo que ya te habrás dado cuenta que desde hace unos días un olor nauseabundo inunda nuestra casa y que he andado empecinada en encontrar la causa. Supongo también que no te habrà pasado desapercibida mi desesperación por terminar con esta situación tan desagradable. Lo creo, aun cuando vos seguís pareciendo un sordo y yo una muda que ya no pueden hablar de nada.
Supongo que ya te habrás dado cuenta que desde hace unos días un olor nauseabundo inunda nuestra casa y que he andado empecinada en encontrar la causa. Supongo también que no te habrà pasado desapercibida mi desesperación por terminar con esta situación tan desagradable. Lo creo, aun cuando vos seguís pareciendo un sordo y yo una muda que ya no pueden hablar de nada.
Como hago
cada día desde hace más de una semana, me levanto y abro todos los ventanales de los
cuartos. Camino buscando minuciosamente en los rincones de cada habitación. Rompí
y desarme cada mueble para asegurarme
que en el interior de las puertas o detrás de las cajoneras no hubiera algún
animal muerto. He buscado entre los libros de la biblioteca, los he deshojado
uno por uno dejando esparcidas por el piso todas las hojas.
Te confieso que por momentos me he sentido molesta de ver cómo te quedabas mirándome sin hacer nada, como si fueras un simple espectador.
Te confieso que por momentos me he sentido molesta de ver cómo te quedabas mirándome sin hacer nada, como si fueras un simple espectador.
Aùn conservo la esperanza de descubrir en tus gestos la
razón de todos estos años juntos, pero me sigues resultando un ser impredecible, siempre
duro y con una expresividad escueta, casi huidiza, a quien solo puedo captar en
esencia cuando estoy atenta a la yema de tus dedos, cuando cada tanto, trazan
surcos suaves sobre mi piel.
Aun me seduce ese estar tuyo lejano y contemplativo. Aun deseo, como el primer día, encontrarme con tu cuerpo y que arremetas contra el mío golpeándonos nuestros odios más viejos. Y a pesar de nuestras desesperadas ganas de dejar de desearnos y terminar de una vez por todas con todo esto, seguimos esclavos de esta enfermedad que parece no tener remedio y nos hunde en tanta soledad.
Pero sabés amor, ese olor me incomodaba, mucho más que nuestras mutuas ausencias. Entonces insistí en la búsqueda. Desarmé los cobertores de los sillones, los he dejado desvestidos, quedando a la vista sus esqueletos de madera, y hasta he hurgado en el relleno de los almohadones. Bajé los cortinados y los quemé en una fogata que hice en la bañera. Descolgué los cuadros, las fotos, las láminas que adornaban las paredes y despedacé el papel que las cubría. Me metí entre los postigos de las ventanas y en los taparrollos, levanté los listones de madera que formaban el piso de este cuarto y del contiguo, hallando solo un profundo espacio que estaba más aireado que el que nos circunda a nosotros.
Ahora te veo plácido, iluminado por la luz de la mañana… y quiero tocar tu cara, acariciarte con la misma desesperación de siempre, excitarte, pero no puedo, solo mis ojos parecen poder moverse, una rigidez en mi brazo me impide tocarte.
Mis pupilas se inquietas, buscan el espejo en la pared, a los pies de nuestra cama, y sabés qué?, acabo de descubrir por fin de donde proviene ese terrible olor que nos fue envenenando… vos y yo estamos sencillamente muertos.
Aun me seduce ese estar tuyo lejano y contemplativo. Aun deseo, como el primer día, encontrarme con tu cuerpo y que arremetas contra el mío golpeándonos nuestros odios más viejos. Y a pesar de nuestras desesperadas ganas de dejar de desearnos y terminar de una vez por todas con todo esto, seguimos esclavos de esta enfermedad que parece no tener remedio y nos hunde en tanta soledad.
Pero sabés amor, ese olor me incomodaba, mucho más que nuestras mutuas ausencias. Entonces insistí en la búsqueda. Desarmé los cobertores de los sillones, los he dejado desvestidos, quedando a la vista sus esqueletos de madera, y hasta he hurgado en el relleno de los almohadones. Bajé los cortinados y los quemé en una fogata que hice en la bañera. Descolgué los cuadros, las fotos, las láminas que adornaban las paredes y despedacé el papel que las cubría. Me metí entre los postigos de las ventanas y en los taparrollos, levanté los listones de madera que formaban el piso de este cuarto y del contiguo, hallando solo un profundo espacio que estaba más aireado que el que nos circunda a nosotros.
Ahora te veo plácido, iluminado por la luz de la mañana… y quiero tocar tu cara, acariciarte con la misma desesperación de siempre, excitarte, pero no puedo, solo mis ojos parecen poder moverse, una rigidez en mi brazo me impide tocarte.
Mis pupilas se inquietas, buscan el espejo en la pared, a los pies de nuestra cama, y sabés qué?, acabo de descubrir por fin de donde proviene ese terrible olor que nos fue envenenando… vos y yo estamos sencillamente muertos.
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2/5/12
MANDALA
(REMIXADO)-
Miré a través de la ventanilla
salpicada por la lluvia. Apenas veía más allá de mis narices.
Iba hipnotizada por las extrañas
formas de las gotas y los caminos caprichosos que recorrían sobre el vidrio
empañado. Por momentos me sobresaltaba la aparición, desde el más allá, de algún par de
luces que se acercaban veloces y desaparecían al pasar a nuestro lado.
El conductor del taxi era prudente, circulaba
despacio, mucho más de lo que yo hubiera querido, para lo que intuía sería un
viernes determinante en mi vida.
Se detuvo en el primer semáforo de la
avenida que recién había tomado y en ese mismo instante y sin siquiera haberlo
planeado, tan sorprendido el taxista como yo misma de lo que estaba haciendo, me
quité el cinturón de seguridad, abrí la puerta del vehículo y me bajé. Con un
fuerte empujón la golpee para que se cerrara tras de mí y di un primer paso
casi a ciegas, mientras sentía el frio helado del agua cayéndome encima y el
viento que se arremolinaba entre mis piernas.
Tal como venía comportándome, sin
posibilidad de dar alguna explicación lógica, de pronto giré mi cabeza hacia la
derecha y vi que un auto se dirigía hacia mí.
De pronto
dejé de verlo.
Sentí un espantoso ruido a roto, calor, un horrible olor a quemado y luego nada.
Ahora comienzo a sentir.
Sentí un espantoso ruido a roto, calor, un horrible olor a quemado y luego nada.
Ahora comienzo a sentir.
Parece que
estuviera sumergida bajo el agua tibia, siento algunos ruidos a lo lejos pero
no logro reconocer ninguno. Siento la piel por dentro, espesa, rugosa, todo lo
que puedo ver está empañado. Tampoco puedo determinar que hay a escasos
centímetros de mí, aun cuando tengo los ojos bien abiertos. No hay mucho
espacio donde moverme. Siento mis latidos y la sangre acelerada circulando por
mis venas.
De pronto me empieza a faltar el aire, con esfuerzo intento respirar. Extiendo los brazos como queriendo abrir una puerta, empujo y paso al otro lado. Una palmada que me sacude y rompo en llanto. Alguien me tiende desde mis piernas cabeza abajo.
Estoy desnuda y tengo frío.
De pronto me empieza a faltar el aire, con esfuerzo intento respirar. Extiendo los brazos como queriendo abrir una puerta, empujo y paso al otro lado. Una palmada que me sacude y rompo en llanto. Alguien me tiende desde mis piernas cabeza abajo.
Estoy desnuda y tengo frío.
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