Me acodé en la ventana de la habitación del primer piso y eché una mirada panorámica al paisaje. Me quedé absorto en la ropa colgada al sol en el tendedero, ubicado en el medio del parque. Desde siempre la ropa mecida por la brisa me provocaba el mismo embrujo que el crepitar del fuego en un hogar o el incansable ir y venir del mar.
De pronto ella entró en escena caminando
descalza por el jardín, sus pies se hundían
en el pasto alto y descuidado. Alguien dijo que el jardinero se había muerto la
semana anterior y aún no lo habían reemplazado, otros aseguraron que el tipo había quedado preso porque, al
parecer, había intentado abusar de dos mujeres. Yo intuyo que se tomó hasta el
agua de los floreros y se durmió la mona en algún baldío o en alguna calle tapado
por un cartón y que no sabe cómo volver al barrio. De cualquier manera y a los
efectos de describir el lugar, cualquier cosa que le hubiera pasado al
encargado del jardín era intrascendente, ya que lo importante es que mencione que
las piernas de ella eran como larguísimos
tallos traslúcidos caminos a su flor.
Prosigo.
La mujer se acercó a la
cuerda de la ropa. Se veía preciosa desde mi posición, estaba vestida de blanco, envuelta en una tela fina y
vaporosa que parecía que manoseaba su cuerpo y se enredaba entre sus piernas.
Llevaba el pelo recogido con una hebilla a la altura de la nuca.
Que hermosa era...
De pronto levantó la vista hacia
donde yo estaba. Me escondí de inmediato, me asusté, me ruboricé y se me
aceleró el corazón, se supone que no debía verla en esa intimidad, estaba
seguro que no le gustaría sentirse observada y que si se daba cuenta, dejaría
de actuar naturalmente. Dejé que pasaran unos minutos y volví a espiar con
cuidado. Y fue tremendo verla, ahora estaba dándome la espalda y se quitaba el vestido, lo levantó
despacio desde la falda y lo estiró por
sobre su cabeza, que supongo, habrá quedado tapada en el mismo momento en que
se iban descubriendo sus nalgas redondas y rosadas. Preciosas.
Y que espalda perfecta!
Quedó cínicamente desnuda, parecía ajena a las circunstancias, como si no
le importara nada. Luego de desnudarse por completo, se puso en cuclillas, extendió
su vestido en el piso, lo alisó acariciando la tela con su mano y comenzó a
doblarlo con una delicadeza tan femenina
que ya no pude resistirme, una erección violenta
pegó contra el marco de la ventana en el
cual continuaba apoyado.
Ella terminó con el prolijo
doblez de su ropa, se puso de pie y quedó inmóvil por unos minutos mostrándose,
pero simulando no saber que yo estaba allí. De pronto me descubrió, se mostró
avergonzada y rápido estiró sus delegados brazos, tomo una sábana blanca y se
envolvió con ella desde los pies a la cabeza. Solo quedaron a la vista sus ojos
negros y profundos.
Giré sobre mis pies y la vi.
Ahora era ella la que me miraba asustada, escondida tras la sábana. Estaba ruborizada
y agitada. Podía oír sus latidos exaltados y un sollozo ahogado, muy a pesar de
la copiosa lluvia que ensordecía el ambiente.
Más miedo sudaba ella, más linda
se ponía y más me excitaba yo.
Entonces tomé la pequeña tijera
de podar y me dispuse a cortar la tela con la que se había cubierto para que no
la vea desnuda, lo hice con mucha atención, como si estuviera teniendo que
llevar adelante la poda más esmerada de mi vida. Mi padre me enseñaba el oficio
y me decía que así debía trabajar un buen jardinero. Pero ella temblaba,
llorisqueaba, no lograba quedarse quieta y por momentos la escuchaba chillar
como una gata en celo. Me hizo poner nervioso y sin darme cuenta la tijera rozó
su cuello. Entonces comenzó a brotar sangre de manera descontrolada, el miedo
me paralizó y caí al piso de rodillas junto al cuerpo pálido que se desangraba… como cuando era chico y caía al piso tras alguna paliza que
me ganaba por haberme portado mal, por escuchar tras las puertas o por espiar…mi
mamá a veces gritaba como una gata y yo escuchaba. Un día de lluvia en pleno
enero ya no pude soportar escucharla gemir, se había metido al cuarto con el
marido de la tía y cuando él se fue, y aprovechando que el
borracho de mi padre se había perdido en una curda, la maté…pero la muy
desgraciada nunca termina de morir, y cada enero vuelve.
Extremecedor....una realidad palpada...
ResponderEliminarA veces pasa eso con los muertos, que no se quieren ir, que vuelven, que nunca se van. Habría que probar con una mudanza...
ResponderEliminarPor enero, por ser vacaciones y todos estamos un poco dispersos, te ha salido un texto de puta madre, jaja!
Besos!
Que lo parió, ni Tim Burton, ni Johnny Depp, en Manos de Tijera se hubiesen imaginado algo así. Tal vez te llamen para la segunda parte! Besos atónitos!
ResponderEliminarQué falta de pulso y sensibilidad...tan bien que veníamos, nos arruina el final...Un abrazo.
ResponderEliminarLograste darle al texto un final inesperado que revela con sorpresiva crudeza el delirio de quien no logra expiar sus culpas.
ResponderEliminarMuy bueno.
Apa lala, casi me pongo la campera para que no me salpique la sangre.
ResponderEliminarInteresante el giro que le dio al cuento.
Me gusto.
Beso beso.
Hay recuerdos recurrentes que se resisten a desaparecer.
ResponderEliminarMe apetecía mas un giro erotico, pèro que se le va a hacer. El capullo asesino me ha fastidiado.
Epa Maguita!!! Qué manera de jugar con las emociones del lector! Y los microclimas que fuiste tejiendo!!! A mí me gustó mucho. Y el final está genial (será que me sale la veta sanguinaria?)
ResponderEliminarEnero es un mes bien jodido, mujer!!!
Besos miles, amigaza! :)
Me hiciste pasar por diferentes tipos de sensaciones, muy bueno eso, Magah. También me gustó que subieras algo más extenso, le hace bien al mundo bloguero.
ResponderEliminarUn beso enorme.
HD
Disfrute de todo el relato.
ResponderEliminarMuy bueno.
Abrazo Maghita.
Me ha sorprendido con ese sangriento final.
ResponderEliminarTiene un giro psicológico profundo por debajo del relato, muy muy bueno.
Abrazo grande.
SIL
El título me dispersó, yo venía babiendo los dedos de los pies, verano, relajada, vamos a pasar por el blog de Magah y la ropa colgada y fuáaaaaaaaa te clava un textAZZZZOOO así de una que te levanta la pera. Magah no hay derecho! juaz ni siquiera estaba en posición de defensa. Me partió.
ResponderEliminarUn lujazo pasar a leer por acá.
Mis saludos más que admirados y vuelvo a repetir tex ta zo!
babiendo puse!!! "abriendo", uff me fastidio
ResponderEliminarUf, que excelentísimo relato Mujer!!!!!
ResponderEliminarMe llevó como por un tobogán al final y me dejó fascinada!!!!
Que lujo y que placer leerte
Besos
No importa a donde vayas. Siempre estarás ahí...
ResponderEliminarsaludos
Muy bueno Magah, me gusto.
ResponderEliminarBesos
ResponderEliminarExcitante... Magah... delicadamente excitante.
un saludo...desde alguna parte.
Wow! Tremendo!
ResponderEliminarSiempre regresan... inevitablemente, tanto como una sucesión de primaveras.
ResponderEliminarBesos, volveré :)
Lo leí,lo viví. Poder sentirse dentro de los textos es vivir miles de vidas. Un placer, gracias.
ResponderEliminarY es enero.
ResponderEliminarAterrador, qué buen relato.
ResponderEliminarMe ha gustado leerte de nuevo.
Un beso
Me hubiese gustado que te detuvieses más en el final, en ese expeluznante personaje y sus motivos. aún así consigue la atmósfera de misterio adecuada.. un beso
ResponderEliminarguauuu...!!! excelente relato... me atrapó desde el principio para terminar espiando por la ventana una mancha roja que crecía sobre una tela blanca.
ResponderEliminarbesos
ella