Iris Vega, fue internada de urgencia un domingo cualquiera del año pasado.
Bien dicen, que quienes están próximos a irse de este mundo, lo saben, y que anda cerca de ellos un ángel negro ocupándose de que “el señalado” haga todo lo posible por viajar al cielo y no al infierno, lugar al cual no le gusta ir a ningún ángel acompañando al occiso, que demás está decir, viaja a regañadientes y literalmente muerto de miedo.
En estas cuestiones estaba el ángel, tratando de convencer a Iris de que se confiese. Y lo logró, en pos de su propio beneficio, sin considerar que el futuro viudo dejaría de sufrir por tal, para sufrir por cornudo y actuar en consecuencia.
- Rafael-dijo Iris con la voz apenas audible- necesito decirte algo… no te fui fiel…
Rafael buscó una silla y dejó caer su cuerpo sobre ella.
- El que acaba de irse…- balbuceó Iris
- ¿Tu jefe?
- Sí… y…sufre tanto como vos…
Rafael la miró sin emitir palabra a la espera de que siga hablando.
-Fue cuando renunciaste a tu empleo, hace cinco años…cuando decidiste que no era digno para vos seguir siendo un vendedor de electrodomésticos- Iris tomó aire y continuó-… cuando después de renunciar, cualquier trabajo te parecía indigno y te quedaste esperando que surja algo acorde con tus expectativas… cosa que nunca sucedió.
-Lo hablamos Iris, fueron largas charlas… me sentía humillado, lo único que me ofrecían era atender una verdulería o hacer de gestor de una manga de vagos.
-Lo se y entonces mi trabajo era lo único que teníamos… en ese momento cambiaron al gerente y cuando llegó Perreti comenzó todo.
-Ese hijo de puta con cara de hambre?...
- Si, del cual comiste vos todo este tiempo…yo ascendí en mi trabajo- continuó ella- y así terminamos de pagar la hipoteca de la casa, y pudimos cambiar el auto que heredaste de tu padre, tener una buena obra social, y salir de vacaciones cada año. Mantener a mi madre y a la tuya… mientras vos te dedicabas a tocar el saxo… decías que era lo único que te mantenía tranquilo mientras esperabas el trabajo de tu vida. Decías que me admirabas, y me comprabas regalos con el dinero que yo traía a la casa… ¿Te acordás?
A partir de ese día, Perreti visitaba a Iris por las mañanas y Rafael por las tardes. Se lo veía sosegado y había aceptado ese régimen de visitas como la última voluntad de su mujer.
A la compañera del cuarto, no dejó de llamarle la atención con el afecto que Rafael seguía tratando a su mujer.
Iris se fue desmejorando y entre estados de inconsciencia y vigilia, le contestaba a su esposo todo lo que él le preguntaba.
Murió una mañana, en manos de Perreti. Se fue yendo despacio sin siquiera dar batalla.
“Yo me había encariñado con Iris, me daba pena ver como se iba dejando morir- Contaba apesadumbrada la mujer de la cama contigua- Días después de salir de la clínica le pedí a mi marido que me llevara a ver a Rafael, a él también le había tomado afecto, el tipo me daba charla cuando se quedaba por las noche y ninguno de los dos podíamos dormir. Quería darle mí pésame, me resultaba un pobre hombre, que encima de viudo, con cuernos.”
La expresión de Rafael al ver a la mujer en la puerta de su casa fue de sorpresa. La hizo pasar luego que ella se le tirara encima en un abrazo y le diera su pésame.
El saxo sobre la mesa… en la misma sirvió dos jarros de café.
-Aun sigo pensando que no es digno tomar cualquier trabajo y que lo que Iris hizo por ambos, por esta casa y nuestra vida, no pudo ser en vano… Perreti sigue pagándome el sueldo que le correspondía a mi esposa. Coincidió conmigo que eso le resultaría mucho más económico que enfrentar un juicio de divorcio por adulterio, si su mujer se enteraba.
“Pero era un vago el hijo de una mala madre-siguió contando la mujer- y no me pareció bien guardarme este secreto. Mi angel de la guarda dice que deje las malas cosas en la tierra si es que quiero ir al cielo”
La mujer de Perreti escuchó atenta y cuando estuvo tranquila le preguntó cuanto tiempo le quedaba de vida. Calculó de inmediato que si el juicio se demoraba, la mujer no podría declarar.
-Nos vemos pronto- dijo poniéndose de pie- tome el dinero, es mucho mas de lo que cuesta un funeral- le dijo entregándole un fajo de billetes.
- No será mucho?- Preguntó la mujer mientras sostenía en su mano mas dinero del que había ganado en su vida. - Mi marido agradecido, el pobre anda sin trabajo, vió?
- Quedese tranquila, Perreti paga.
-
Gran relato amiga.
ResponderEliminarParece que una vez más el dinero, la conciencia y el cielo van de la mano.
Muy buen trabajo.
Salu2
la señora debiera llamarlo al Zurdo!
ResponderEliminary que pague Perreti.
chica, su baul de ideas, ultimamente....Ja!
me encantó este thriller!
Qué creativa, Magah! Como dice Toni, parece nomás que hay combinaciones medio extrañas! Beso grande!
ResponderEliminarEs verdad MIRALUNAS... creo que el Zurdo sería de ayuda!
ResponderEliminarEspero a que venga a ver si se le ocurre como resolver esto.
Gracias TONI!!
Gracias MARINA!
Buenísimo!
ResponderEliminarY me quedo pensando, al final, quién sería el mas boludo.
Besoos
STELLA
ResponderEliminarjajaja el "mas" no le se, pero todos un poco sin duda. Gracias.
¡Y pensar que hay muchos Perreti!Muy bueno el relato!
ResponderEliminarSaludos
Excelente relato, a veces la vida...
ResponderEliminarGracias por compartir.
Cálido abrazo.
Retrato de la miseria humana.
ResponderEliminarQue siga pagando.
Besos.
Me encanto tu relato,aunque un poco duro, como bien dice toro salvaje asi es la miseria humana.
ResponderEliminarUn beso guapa.
Perreti sabía gastar
ResponderEliminarel dinero, tuvo suerte
que la mujer no tuviese
la necesidad de llevar
las cuentas.
Me encantó este texto
y la gracia con qué lo
narraste.
Besos.
Al principio pensé que hablaba del intendente de Pinamar, se acuerda?
ResponderEliminarDespués- promediando el cuento- me acordé de que ése era POrreti.
Me gustó el cuento.
beso
Perreti, como muchos, cree que todo se soluciona pagando, y bueno, así terminó
ResponderEliminarGenial!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarEs una tragicomedia y está contada como sólo vos podés.
Coincido con Toro que retrata miserias, pero no pude evitar una carcajada.
Es brillante, es mordaz y fue un placer.
ABRAZO INMENSOOOO, MAGA SIN H.
SIL
Caray... me dejaste pensativo Magah... Yo estoy en el mismo dilema del trabajo, busco empleo pero solo encuentro trabajos infames, y me estoy planteando aceptar cualquier cosa, cuando lo que me gusta es escribir pero no me da de comer. Para mi el dilema es más bien:¿Por qué la gente no valora a los escritores, o a quien escribe, y cuándo uno llega a ser de verdad un escritor? Por dinero o porque se siente pasión por escribir?
ResponderEliminarTu relato muy bueno. La vida me llevará a trabajar en cualquier cosa, ese es mi único destino.
Un abrazo.
eL DINERO COMO AMO Y SEÑOR DE TODO.
ResponderEliminarTodo se compra y se vende, hasta la dignidad.
Besos
¿No tendría el número de teléfono de Perreti?
ResponderEliminarExcelente relatoooo!!!
Saludazos!!
Díagem qué quiere de mí y cómo lo quiere. Con estilo, a lo bestia? La Señora me dice qué prefiere y le digo qué se puede hacer. La espero en el bar de Sandy. Si se le ocurre llamar al Detective a mí no me ve el pelo nunca más.
ResponderEliminarDíagem es dígame. Es que al Zurdo lo sigue la cana y no lo deja tranquilo...
ResponderEliminarConozco algunas mujeres que han tenido a su PERRETI...
ResponderEliminarP.D.:Cuàntos muertos tendremos en el placard??
Y tus palabras una vez màs me dejan pensando MAGU!!!
BESITOS ♣
Muy buen relato, Magah, en la vida hay de todo, como se dice habitualmente, y si se dice es porque es verdad :)
ResponderEliminarBesos
Excelente, me encantó, me agrada que exista todavía gente con capacidad de narrar, y bien!
ResponderEliminarJD
Muy buen cuento. La valija de las miserias humanas es inagotable. Hay para todos los gustos.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha apasionado el relato, es buenísimo y, además, puede ser totalmente real un asituación comom la que encierra.
ResponderEliminarGracias por compartir tu magnífico texto. Saludos.
Mas allá de esta dramatica comedia. Me causo mucha risa. y si!
ResponderEliminarImpecable Maguita.
Besos.
¿Cuánta gente sueña con su Perreti?
ResponderEliminarSaludos
¡Fantástico! ¡Soberbio!
ResponderEliminarMe imagino la cara de la pobre señora a medida que iba sabiendo de la historia de su moribunda compañera. Creo que el ser humano está dotado para la tragicomedia. Solo a nuestra especie se le ocurre meterse en los "berenjenales" que nos metemos.
Un beso, MAgah.
Me encantó, de verdad que es genial.
ResponderEliminarSiempre hay maridos que buscan un trabajo que los dignifiquen, sus mujeres siguen la procesión de ser responsables de alimentar esa búsqueda.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Felicitaciones.
Alicia
Excelente cuento, es grandiosa la forma en que plasmas, la realidad.
ResponderEliminarSaludos!
Buena mina Iris, los dejó a los dos atados y se muere cuasi santificada, contándole a cada uno lo que querían escuchar...
ResponderEliminarTodos tienen que ver con todo, menos con el amor..
ResponderEliminarNo me aclaren que la finada estaba muerta de miedo... me quedo con su final decente y su habilidad de mantener los hilitos tensados hasta estando bajo tierra.
ResponderEliminarUn aplauso cerrado, Magah.
D.
Magahita, la mujer de Perreti, una diva jaja super operativa.
ResponderEliminarLa miseria humana desborda, se hace visible y desagradable, me encanta, nena.
Esto da filme, guión de largometraje, me gusta más que para teatro
Besos
Estercita
A veces el que paga es gil y tiene como patrimonio una larga fila de mantenidos y sub-mantenidos.
ResponderEliminarOtras, el que paga es un tirano semi-dios, que usa, abusa, compra y vende personas.
El protagonista sin discusión es el dinero, que muestra como en radiografía, lo peor y a veces (pocas) lo mejor del ser humano.
Un besito Magah!
Mire, yo suelo votar siempre por el personaje equivocado.
ResponderEliminarPero Rafael me parece un chanta: la vivió a ella hasta después de muerta.
Un ángel que obliga a confesarse, más que ángel es policía.
Y Perreti está condenado por tener plata (nadie delata a un vago seco)Yo creo que tiene su corazoncito, que no es solo billetera. Acompañó a Iris todas las mañanas, y por algo ella eligió morir en sus brazos.
No me pasaría el teléfono?
Genial, Magha!
besos
Que precios que pagan algunos!
ResponderEliminarY otros, buscan amor y lo disfrazan como pueden... a veces solo pueden con plata.
Finalmente ella murió en los brazos que eligió. Eso estuvo bueno!
Muy bueno el cuento.
un beso
Maguita! Que bueno que una de mis chicas tenga nombre..Trae a Lola de visita para acá cuando quieras, para que lea un poco lo que escribis sobre ella!! Ya mismo busco a Lola por acá..
ResponderEliminarBesos!!
Me gusto mucho!. Miserias de esas son cosas de todos los días, pero no es fácil describirlas de semejante manera.
ResponderEliminarAl escritor le encanta dejar huella por donde anda, aunque muchas veces no quiera reconocerlo. Usted me dejó una frase que puede o no ser de su autoría, "Mi angel de la guarda dice que deje las malas cosas en la tierra si es que quiero ir al cielo" (no voy a hacer un análisis exhaustivo).
Gracias por el regalo y un gusto conocerla.
Apathetic
Una narración hermosa, que deja en vilo, sí señor... El precio de la libertad, alguien lo tiene que pagar... Pero, por lo general, no me creo mucho esa faceta de la mujer que "se sacrifica" por su marido bohemio---
ResponderEliminarMuy bueno!
ResponderEliminarLa verdad, Perreti me da un poco de pena. Pero que siga pagando.
Beso.
Sos IN CRE I BLE, Magah!... Si, pienso como TORO y SIL...las miserias y van. En este caso... cadena de miserias..
ResponderEliminarAbrazotes.
impecable magah
ResponderEliminarexcelente incursión en este género.
felicitaciones!!!
beso grande
Todo se paga en este mundo, es un cículo perfecto.
ResponderEliminarMuy bueno Magah, realmente un lujo leerte.
Te dejo un bso grande y te sigo visitando.:-)
excelente, me atrapó el relato... y no mas fantastico q la vida misma...
ResponderEliminarsalu2
POP LIFE
todo bien
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