22/10/09

TRAMPAS Y RATONES

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L recibe un mensaje de texto:
“Hola, ¿venís mañana?”
L, mira el número, no lo conoce, no lo tiene en su agenda. Guarda el teléfono y lo olvida.
Al otro día el número desconocido insiste en la invitación.
L responde: “Hola. No se quien sos”
Respuesta: “Perdón, era para otra persona”
L lee, cierra y vuelve a olvidar.
Minutos después, otra vez el número desconocido: “Hola L, soy Dai, estaba con el teléfono de Mister”
L se esconde tras sus manos para ahogar la risa.
“Mister…otra vez te están espiando el celular… - piensa L entre sonrisas -Uf! podría haber pisado el palito, veo que tenés teléfono nuevo”
L responde: “Hola Dai”
Número conocido: “Dale, veníte y cenamos los tres”
L reserva su respuesta, sigue controlando su risa, escondiéndose de los amigos que la ven tentada e incrédula de lo que pasa por su teléfono.
Horas mas tarde L contesta: “Lo dejamos para otra oportunidad. Gracias” Respuesta: “Sí y le damos una sorpresa”
L sabe que hará todo lo posible por que Mister tenga su sorpresa, se le hace agua la boca. Cree que Dai también hará lo suyo para propiciarla.



11/10/09

Oiga Morocha!!

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- Oiga Morocha!... su cama camina.

La morocha echó un vistazo hacía donde miraba el hombre. Parecía cierto, nada estaba en su sitio dentro del cuarto, y en particular la cama se había corrido de lugar, quedando exactamente en el centro de la habitación.
Se miraron a los ojos, e imaginaron que aquello era obra de un tsunami que se había empecinado en entrar por la ventana.

- Diga, es que cree que será necesario huir de aquí antes de que se nos caiga el techo encima?- preguntó la Morocha, convirtiendo su cara en un ceño fruncido.
- Sería oportuno, pero opino que antes debemos hacer algo por poner la cama en su lugar.

Con el último coletazo del tsunami, saltaron sobre la cama, desarmados de risa y ganas.

Y mientras las risas, sonoras y pícaras, se fueron convirtiendo en suspiros y hondos respiros, la cama obediente fue volviendo a su lugar.


9/10/09

Con Pájaros En La Cabeza!!


Tengo pájaros en mi cabeza.

Y esto no significa que ande mas volada de lo que habitualmente he andado, solo significa que parece que a diario algo trina suave, naturalmente y acompasado a mis ganas, a mis deseos.

Descubro que voy entendiendo que es lo que quiero. Que después de tanto viaje voy sabiendo a donde quiero ir.
Reconozco mi lugar, aquí bien cerquita, en mí.

Quiero navegar suave, con la emoción siempre a mano. Es el combustible necesario para lo que queda de mi travesía.

Me encanta encontrarme en la vereda de enfrente de algunos, y saberme firme allí, donde he elegido estar.

Me aferro fuerte a los buenos e incondicionales viejos amigos y celebro los nuevos, los que se han cruzado de un modo u otro y hemos coincidido en el encuentro.

Festejo la música que me excita, me motiva, me pone pila y me hace cantar fuerte, bailar, como me salga. Me gustan las murgas, los redoblantes que aceleran mi corazón, que me electrizan.

Ya se que se sale de la pena, del dolor, que nadie se muere en la víspera y ello me permite atravesar cada momento de angustia, eterna compañera, a la espera que del otro lado vuelva a brillar el sol.

Quiero a la gente como viene y a los que no quiero, pasan.

Van pasando muchos, van quedando algunos, no tan pocos y me hace feliz verlos en la risa compartida.

Entre los tres deseos pedidos, uno fue por ustedes, para que sigamos siendo, para que sigamos compartiendo, para que tengan vidas felices.

A mis nuevos amigos!