18/12/11

METAMORFOSIS DE UNA SIRENA

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En una mano llevaba sus zapatos, con la otra arrastraba lentamente una silla. Recorrió  el lugar con paso lento y tranquilo. Había logrado burlar  la seguridad del acuario escondido en un cuarto de baño.

Llegó  hasta  la sala principal, en el primer piso, y divisó la pecera que buscaba en el medio de una habitación cubierta por una cúpula de vidrio, por donde esa noche parecía que la luna se colaba a mojarse los pies.
Acomodó la silla frente a ella y se sentó.
Fue buscando la posición y la distancia mas adecuada para quedarse allí, contemplando  aquellos peces grises, esperando  esa noche poder volver a ver esa aleta roja que lo había encantado una tarde que de casualidad entró a visitar el acuario. Esa aleta que todos negaban que existiera y que ante su insistencia le había hecho ganar el apodo del loco de la sirena.

Se recostó sobre el respaldar de la silla, abrió y extendió las piernas y movió relajado los dedos de los pies.

Luego de un rato se levantó, caminó alrededor de la pecera y observó en detalle cada rincón, el lecho de piedras y los caracoles. Todo estaba inmóvil, incluso la media docena de sargos que se hallaban suspendidos y quietos en estado de hibernación.

Puso las manos en los bolsillos del pantalón y se quedó tan quieto como pudo,  silencioso, por momentos hasta reteniendo la respiración.
Todo mantenía su apariencia normal.

Volvió a su silla sin darle la espalda a la pecera, se sentó y sacudió la cabeza enérgicamente intentando espantar al sueño que comenzaba a tomar aspecto de burbujas y lo sumergía en el agua como si fuera un pez más.
Por un instante hasta tuvo la sensación de que el agua le llegaba hasta la boca y dio un respingo hacia arriba que lo volteó al suelo. Cuando quiso levantarse notó que el piso estaba mojado y no lograba incorporarse, como si una fuerza accionara hacia el centro de la tierra para que no pudiera levantarse.

Notó que su voluntad ya no contaba, ni siquiera para entender que estaba sucediendo.
Fue en ese instante de desconcierto cuando vio la aleta colorada que tanto había esperado volver a ver, la larga cola de escamas nacaradas circundaban ahora su cuerpo, se deslizaba suavemente a su alrededor con la mirada sujeta en él y con la misma expresión de sorpresa y satisfacción por volver a verlo. Ahora él estaba tieso por la sorpresa y  el miedo.

Vio desde su posición que la pecera se había vaciado y los sargos nadaban por el suelo también a su alrededor.

El cuarto era ahora una enorme pecera y sus piernas habían desaparecido en una infinita cola de pez. Las sentía oprimidas ahí dentro, como fantasmas de alguna  remota existencia.
Cuando intentaba moverlas solo veía como esa cola enorme, tan azul como el cielo, golpeaba contra el piso salpicando agua hacia todos lados. Su nueva extremidad era claramente torpe.

La sirena, asustada por esa torpeza y repelida por los movimientos del hombre, se alejó. Nadó hasta la silla y se sentó  a contemplarlo dejando caer relajada su cola brillosa, que se movía ondulante y con suavidad, hasta que de pronto comenzó a abrirse, surgiendo de ella un par de pies, que se sacudían también torpemente, soltando las escamas por el aire como si fueran burbujas. La piel de pez se le fue retirando mas rápido de lo que sus ávidos ojos llegaban a captar, y apareció de cada pie una pierna larga y de tan blanca, traslucida, que crecían en una metamorfosis húmeda y despiadada. Nada de lo que sucedía era posible de ser entendido en el mismo tiempo que iba aconteciendo. Solo pasaba.  
El hombre sólo logró entender que había encontrado lo que tanto había buscado y que ello le había resultado de un precio extremadamente alto. Mientras el se transformaba en pez, ella  tomaba las formas de una mujer.

Cuando las piernas de la sirena se liberaron por completo, ambas se despegaron una de la otra y se abrieron como en un latigazo reflejo que dejó al descubierto un intersticio profundo.
Miró, y sin ver, sintió.

Instintivamente, aun conservando sus antiguos movimientos, se deslizó desde la silla hasta donde estaba el hombre, que paulatinamente  iba perdiendo su piel por escamas,  y su mirada iba adoptando una expresión de resignación que espantó el temor de la sirena, mas allá de los violentos movimientos con los que él insistía para liberarse.

Ella se subió sobre él dejando que la boca de entre sus piernas se abriera  En el roce contra las escamas sólidas, sintió placer, otra vez sintió  sin ver. Y se quedó allí sin detenerse, frotando su cuerpo contra el de él. Perdiendo la conciencia  en el vaivén de sus nuevas caderas sobre las antiguas de él. Sintiendo una calma que se aproximaba detrás del vértigo, como si aquello comenzara a resultar necesario para calmar un ardor que provenía de adentro.
No entendía, pero no le resultaba necesario para sentir lo que estaba sintiendo. Ahora ella comenzó a sentirse presa de ese deseo, tan terriblemente hondo que ya no pudo detenerlo. El hombre pez dejó de moverse debajo del cuerpo de ella que se arqueaba como una ola enloquecida, el deseo resurgió en su inmovilidad. En cuanto dejó de pelear, y como con una estaca filosa, desgarró su piel de pez y atravesó el cuerpo de la mujer que como una cresta de espuma blanca cayó, ahora,  sobre un cuerpo de hombre con brazos y pies.
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11/12/11

HABLAR EL MISMO IDIOMA

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- Cuando alguien se te acaerca y te dice que sus inteciones son compartir con vos las cosas simples de la vida...¿A qué se refiere?



Foto: Helmut Newton

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6/12/11

AUN ASI, PALABRAS...

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Volvió de la calle trayéndome un libro de regalo. Me lo entregó dedicándome una mirada amplia.
Me alegró su detalle e intenté demostrárselo mientras quitaba el papel azul en que venía envuelto.
-“Mas allá del Jardín”- Leí en voz alta.
Vi que me estaba mirando y proseguí:
- Antonio Gala.
Su mirada seguía  atentamente cada uno de mis gestos y movimientos.
-“Una mujer en busca de si misma” –  y concluí con la lectura de la tapa.
Sonrió y se dio vuelta hacia el balcón. Comenzó a hojear el libro que se había comprado para él.
-No tiene dedicatoria le dije- me gustaría que me escribas algo en la primera hoja.
Le extendí el libro y me quedé con su misma quietud, absorta, mirando su espalda y su postura pensativa.
Por fin garabateó algo y me lo entregó. Busqué la primera hoja y vi que sólo decía su nombre, la fecha y había dibujado una pequeña cara, que aunque quiso ser pintada con una sonrisa, parecía llorar.
-A veces las palabras…-dijo, he hizo un gesto con la mano, como si las mismas se le hubieran disuelto en el aire.

Ese fue el último día que nos vimos, porque a veces las palabras no tienen nada que decir.
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3/12/11

SERVILLETEANDO III


 






Este servilleteando da para varias aclaraciones , además del "porquemegustayseacabó", a saber:

1- No soy una borracha compulsiva como pareciera, mis codos no viven sobre una mesa de bar. Aunque confieso que el tinto de esa noche ...mmm...era mendocino???

2- No hago balances, pero debo decir que éste era un amigo con quien sí quería encontrarme antes de fin de año, por que es una buena escusa para el encuentro, aunque además lo hagamos en otras oportunidades, otros meses, otros días, por otros medios o como sea. En esta oportunidad no sólo reimos, hasta nos emocionamos

3- Leer estas servilletas para algunos puede resultar divertido, sin sentido, reflexivo, puede o no disparate a pensar a partir de tu subjetividad,  etc, etc, etc.  Lo que a mi me pareció mas interesante a partir de leer mis propias letras en una servilleta de papel y riéndome por que en verdad  lo mas importante quedó afuera,   es el pensar que la descontextualización, las interpretaciones al pedo y con una mirada "ombliguera" no sirven para nada, confunden, en todos los ámbitos de la vida. "Si no sabés, preguntá", podría ser un buen slogan, no?


Ey!  GRACIAS!!!!!! y este encuentro es de lo que contabilizo a mi favor, por que de no hacerlo, me estaría perdiendo de agradecer lo bueno que me pasa. Y vivir por sobre todo, empieza a tratarse de eso.


2/12/11

ROBANDO

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Dijo Etienne:

En estos días de velocidad y violencia, el primer extraño lo vemos en el espejo del baño...

La imagen es de Gustavo y el texto lo dejò Etienne en un comentario en la entrada anterior.

Me pareciò bueno pensarlo y tomar conciencia para ir cerrando el año con lo bueno que nos pasò e hicimos, y lo que no, hacerlo sin falta, ya, ya, ya mismo!!!!
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1/12/11

"APRENDER-SE", "RECIBIR-SE", "NECESITAR-SE"

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Tan distinto se me torna todo por estos dìas, que ando tratando de abrazarme para reconocer al tacto mi propia piel.



La imagen es de GUSTAVO ZURITZ  tomada de su blog "Hablando con Imágenes" un creativo, un ser generoso e inspirador para mi.
Gracias Gustavo!
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