23/1/11

VOYEUR

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Nos sentamos frente a frente.
Me quité los zapatos, hizo lo mismo.
Me quité la camisa, hizo lo mismo.
Me gustó lo que vi.
Me moví lentamente para que también lo hiciera.
Sentí su reciprocidad.
Me gustó su torso desnudo. Lo miré detenidamente, intentando atrapar con la mirada cada pliegue, cada detalle que le era propio y único.
Miró mi torso desnudo. Le agradó lo que veía.
Lo vi en su gesto.
Perdí de vista su silueta en el momento que me levanté para apagar la luz de la sala, la que quedó apenas iluminada por un resplandor amarillento que venía de la luz del cuarto.
Volví a sentarme rápido para continuar.
Mirar, ver, respirar y sentir.
Espiar lo que dejaba que se viera, poco.
Lo suficiente para que el resto se resolviera en mi mente.
Mi mente alienada, se imaginaba capaz de sortear cada prejuicio.
Me subí lentamente la falda, haciendo arabescos obscenos con mis dedos sobre mis piernas de piel erizada.
Su rostro estaba absorto, descubriendo.
La boca entreabierta.
Los ojos entrecerrados.
Agudizaba la filosa mirada hasta donde le dejaba ver.
Me quité la ropa interior, hizo lo mismo.
Me gustó lo que estaba viendo.
Lo que en realidad aún no veía, pero imaginaba.
Abrí levemente mis piernas, dejando aún entre sombras el paso por el que querían ir los ojos.
Me avergoncé. Me acaloré.
Esta vez se apresuró a sacar la lengua y moverla por el contorno de sus labios.
Hice lo mismo y me gustó. Le gustó.
Las pupilas agrandadas, enrojecidas. La piel brillosa. La respiración y el pulso acelerado.
Nos quedamos viéndonos, en silencio, por un largo rato. Agradándonos. Reconociendo cada centímetro propio, valioso, intimo.
Llené mis pulmones de aire y suspiré.

De pronto mi cuerpo se puso tenso.
Cerré los ojos para no ver más.
Estiré la mano y tomé el vaso de agua que estaba a mi lado, me puse de pie, y antes de salir de la imagen que me devolvía el espejo, tomé fuerza y lo estrellé contra él.

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16/1/11

SEXO BLOGGER I

- Me gusta un hombre de un blog.
- ¿De un blog?... te referís a lo que vos hacés? Eso de escribir y publicar por Internet? – Preguntó Silvina, mientras oprimía el botón para llamar al ascensor.
- Sí, exactamente eso.
- Mirá que bien…y?... ¿Es buen mozo?- Siguió preguntando.
- No se, no lo conozco.
- No entiendo nena… podés explicarme un poquito mas? ¿Te mandó un correo?, ¿Chatearon?
- No, tampoco.
- Al menos sabés como se llama?
- No…
- Dale, subí antes que se cierre la puerta y dejá de contarme estupideces.
- No es una estupidez, desde hace unos días no dejo de pensar en él.
- ¿Y como es eso de pensar en alguien que no conoces?- Silvina se concentró en su imagen en el espejo, se miró de perfil, de frente, se puso de espaldas y miró su trasero detenidamente, ya sin prestar demasiada atención a lo que decía Mirka.
- Me gusta lo que hace… había leído unas cuantas cosas suyas, algunos relatos entretenidos, pero una de estas noches, cuando el calor no me dejaba conciliar el sueño, y mientras puteaba por que a la mañana siguiente iba a tener que ir a trabajar igual…
- Dale bajá…
- …me acosté sin ropa sobre mi cama, puse sobre mis piernas la netbook, y la abrí pensando en leer algo y que en el mientras tanto el sueño me atrapara. Al entrar a mi blog, veo una actualización del hombre del blog que te hablé, título “Alta temperatura”…
- Entrá...
- Cliquee y me fui de inmediato a leerlo…
-.... seguime, vamos a la cocina, vos hablá que yo preparo algo para comer.
- … en los primeros párrafos de su texto sentí que el calor al que el tipo hacía referencia en su texto, y que estaba sufriendo él como el resto de los mortales en la ciudad, le había quitado un poco del almidón acostumbrado en su forma de escribir… empezaba describiendo el lugar donde vivía él o el personaje del relato.
- ¿El o el personaje?… ¿Te gusta la palta?
- Si… el tipo describía lo que estaba viendo por la ventana…
-¿Quién?
- El …
- Ok, te sigo, dale.
- yo comencé a sentir algo familiar en aquella descripción... entonces giré la cabeza hacia mi ventana, que también estaba completamente abierta, y vi exactamente lo que estaba leyendo.
- ¿Habías fumado nena?
- No… te juro, era lo mismo, lo que veía y lo que leía. Leía, miraba y corroboraba…bueno, la ciudad es bastante parecida desde cualquier ventana, pensé, pero describía el parque, la fuente seca y el cartel luminoso que estaba sobre la pared de la fabrica abandonada… comencé a transpirar mas… y me dio un ataque de tos en el momento que en el relato, y entre el paisaje urbano, aparecía la escena que desde lejos él podía ver en una ventana vecina…una mujer desnuda sobre una cama con una computadora sobre sus piernas y me describía con una minuciosidad que me dio escalofríos. Sin dudas era yo.
Silvina abandonó lo que estaba preparando y sin moverse de al lado de la mesada, clavó los ojos  en su amiga.
- No podía ser yo me decía, intentando convencerme, mientras   filosofaba a cerca de lo casual y lo causal, el había publicado antes de que  me tirara en la cama, y sin embargo era yo, mi ventana, mi plaza, la fabrica de mi cuadra… me levanté así como estaba y me asomé por la ventana imaginando que podría verlo en algunos de los edificios cercanos, pero no, no divisé nada que me llamara la atención. Me volví a la notebook y comencé a escribir… “el hombre envuelto por una toalla blanca, con la piel húmeda y brillosa, abrió la puerta y se acercó a ella que aun permanecia apoyada en la ventana. Cuando estuvo a escasos centímetros, se arrodilló a sus espaldas, frotó su humedad en sus piernas y surcó con su lengua la línea curva que terminaba en su espalda. La mujer dejó sus brazos muertos a los lados del cuerpo y sin siquiera hacer un intento por verle la cara, dejó que la mirada se le fuera por la ventana con el aire mismo que respiraba , se quedó de pie, quieta, ahogando los gemidos, hasta que la sombra dejó de ser huella en el suelo y se desapareció entre sus piernas.”… lo publiqué, aun exaltada después del orgasmo, y unos segundos después aparecía el primer comentario en mi entrada:

“Mañana a la misma hora”

15/1/11

UNO SOLO (Pequeños simulacros)

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Uno nace y muere solo.
En el medio hay pequeños simulacros de esos momentos, pero sólo son eso, pequeños simulacros.
Una vez resucitado te das cuenta que siempre hay alguien.


Sólo es cuestión de verlo, de dejarse ver.

--Prendé una vela, subí el volumen y escuchá:
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13/1/11

NO ES...

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No es el verano, ni el cemento que arde.
Ni el lugar en el que vivo
Ni la cara agria del encargado, ni el andar a los saltos para no pisar la baldosa floja.
No es que el mar me quede lejos
No es…
Que todo cueste
Ni las noches de desvelo
Ni que no entienda
Ni la tela de araña
Ni la araña
Que me mira revolcarme en la cama…

… entonces entiendo por donde hay que andar para que no nos arrebaten la alegría.

Hoy el sol se ha puesto en mi ombligo.

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